Luego de la decepción del año anterior, en el que, producto del Huracán Sandy, la organización suspendió la Maratón a sólo 48 horas de su largada y nos dejó a gran parte de los corredores internacionales "atorados" en Nueva York, este año pude tener mi revancha.
Sólo puedo decir que, después de haber vivido esta experiencia, la vida como corredor ya no será la misma.
La organización impecable. Todo funcionando como reloj pero con medidas de seguridad extremas después de los atentados ocurridos en la Maratón de Boston.
La
expo era espectacular, muchas marcas y empresas mostrando sus
productos, y también mucha gente, pese a lo cual la entrega del kit de competencia fue muy
expedita. El único problema eran las enormes colas en las cajas para pagar por
algún producto oficial.
Y de la carrera en sí, solo puedo decir
que fue una maravilla. Mucha-mucha-mucha gente en, prácticamente, toda
la ruta, apoyando y dando ánimo a los participantes.
En mi caso tuve
la buena idea de poner una bandera chilena en el pecho, sobre el número,
y el aliento espontáneo de los compatriotas a lo largo de la carrera
fue increíble. Desde el típico "Viva Chile Mierda" hasta el "Vamos
Chileno". La verdad es que fue sobrecogedor.
Cuando uno toma la
decisión de participar en una prueba como esta, con tanta anticipación,
la verdad no sabe como va a llegar al dia de la carrera. En mi caso fue
un año muy malo por las lesiones, así que llegué a la carrera con una
preparación prácticamente nula, pero no existía otra posibilidad que
"aperrar".
Afortunadamente me sentí muy bien en toda la carrera, mientras el fantasma de la fractura de fíbula comenzaba a desaparecer a medida que iban pasando los kilómetros.
Lamentable
(y conscientemente) fuí muy rápido en los primeros 20 kilómetros...
dejándome llevar por el apoyo de la gente y de los otros corredores,
sabiendo que eso me iba a pasar la cuenta.
Aunque después baje el
ritmo, fue inevitable chocar con el muro en el Km. 37... y de ahí en
adelante vinieron esos 5 kilómetros eternos en donde, insisto, el grito
de la multitud era lo único que impedía detenerse.
Al final crucé la
meta en un par de minutos bajo las 4 horas, mucho mejor de lo que
hubiera pensado, en la carrera más espectacular en que he participado.
Como
anécdota, que pudo haber sido trágica, el bus que nos llevaba a la
largada se fue por otro camino (por atrás, por N.Jersey), y cuando llegó
a la entrada del puente Verrazano-Narrows, que lleva al punto de partida, como a las 07:30 AM, éste ya estaba cerrado para
todo tráfico.
Sólo un milagro permitió que un policia tuviera
compasión y nos dejara pasar, cosa que en el 99% de los casos no habría
ocurrido, y habría sido un desastre.
Tiempo: 3 horas, 58 minutos, 21 segundos
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