Luego de una preparación sólo
regular, sin ningún plan estructurado y sólo corriendo "lo más que se pueda" para evitar lesiones y con ello perderme la
carrera de mi vida, ya estaba listo para este nuevo desafío.
Sin embargo, una semana antes de la
carrera y a cuatro días de emprender el viaje, las noticias que llegaban de NYC
daban cuenta del paso del Huracán Sandy y mostraban la inundación de gran parte
de la ciudad: cortes de luz, falta de suministros básicos y todos los problemas
asociados a este tipo de mega desastres naturales.
Siendo el único objetivo de este
blog el analizar el aspecto deportivo, dejaré de lado el drama humano y me
enfocaré en la carrera propiamente tal.
El día anterior de mi programado viaje
se reanudaron los vuelos desde Chile a NYC y los organizadores del evento (los nunca bien ponderados New York Road
Runners) me confirmaron que la Maratón se realizaría de todas maneras.
"The race WILL NOT be suspended" - me escribían.
Así que en definitiva emprendí el
viaje solo, ya que mi amada Claudia desistió de acompañarme, y una vez
instalado en la ciudad me di cuenta que la situación no era tan caótica como
podría pensarse. Al menos en Manhattan estaba casi todo funcionando sin
problemas, a excepción de las principales líneas de metro, aunque en otras
zonas de la ciudad habían problemas mayores.
Llegó el día viernes previo a la
carrera y por la tarde comenzó a circular un rumor entre los corredores que estaban
en el hotel: La prueba se había
suspendido.
Rápidamente traté de conectarme a
internet (lo cual no fue fácil, ya que el sistema de WiFi del hotel no
funcionaba) y se confirmaron los rumores: Por primera vez en su historia, la
Maratón de Nueva York se cancelaba.
Era lógico, ante un desastre de esa
envergadura y todo el drama humano que había en la ciudad, era impresentable
destinar recursos humanos, materiales y logísticos en atender a los 50.000
corredores mientras disfrutaban de su pasión. Primero había que ayudar a la
gente que estaba en problemas. Era evidente!
Pero, ¿porqué no la suspendieron
antes, cuando las imágenes mostraban toda la destrucción ocasionada por el
huracán?. Por el contrario, confirmaban
a cada minuto su realización.
La respuesta es muy simple. Los negocios son los negocios, por lo que los
desgraciados, actuando de mala fe, esperaron que la gran masa de corredores
internacionales llegáramos a la ciudad, y suspendieron la prueba a menos de 48
horas de su inicio. Así no quedaban mal como organización (por descriteriados),
pero obligaban a que los extranjeros se quedaran en NYC, consumiendo y
dejándole sus dólares la ciudad. Con eso se minimiza el daño al turismo. Obvio,
para alguien de sudamérica o Europa no es tan fácil cambiar su pasaje de vuelta
para el día siguiente. Y en mi caso me tuve que quedar 4 días más en la ciudad.
De todos modos, el día domingo de la
cancelada maratón nos organizamos miles de corredores y nos juntamos a correr
en el Central Park, en una verdadera fiesta. Calculo que eran por lo menos
25.000 atletas, cada uno a su ritmo.
Así que lo que en esa mañana
comenzó, en mi caso, como un simple trote para sacarse la rabia, con el correr
de los kilómetros se transformó en un desafío: "Y porqué no corro los
42.195 metros en el Central Park?". Y sin estar sicológicamente preparado,
sin hidratación especial, sin geles, sin snacks y sin parafernalia, completé la mítica distancia en un tiempo bastante decente.
No fue una maratón oficial. No quedará
en ningún registro ni página de internet (salvo este blog), pero fue mi primera
maratón en Nueva York.
Sin tenerlo aún claro en ese momento, al año
siguiente vendría mi revancha.
Tiempo: 4 horas, 10 minutos, 14 segundos
Zapatillas: Brooks Trance 10
https://connect.garmin.com/modern/activity/240304461
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